¿Sabes? La sensación que tengo ahora mismo sería al equivalente a pensar que la luna es una galleta maría. Un cereal calentito que se convierte en galleta. En mis recuerdos infantiles quedan las visitas fugaces a Aguilar de Campoo, que por otra parte no era un lugar especialmente acogedor a no ser que te gustasen el frío y el olor de las fábricas de galleta. Sin embargo, ahora pienso en una galleta inmaterial y atemporal. Sin contingencias: un nirvana de gluten. Cuando me acueste ahora, al cerrar los ojos, me sentiré como si durmiese en una caja de Fontaneda. Es una buena manera de terminar el día.
5 Comments:
¡¡¡Luego me regañas por ser golosa!!!
"un nirvana del gluten"? :P
Jeje.
¡Ojo! Que eran galletas platónicas. Hace ya mucho tiempo que ninguna se pasea por mi cocina.
Besos.
ejem..., ¿el sábado?
Bueno, pero no eran Marías auténticas de Aguilar de Campoo. Precisión señores!!
eran o no eran galletas?
Publicar un comentario
<< Home