paradojas
Llevo varios días sin conectarme a internet. Al igual que mi piso para entrar en calor, he necesitado cierto tiempo para aclimatarme a Madrid de nuevo. En estos días me he dedicado a vegetar, a estudiar con mucha tranquilidad, a dar paseos y a ver pianos. Finalmente, mi amor fue correspondido y tengo mi impresionante Erard en el piso. Para los neófitos, ese piano es para mí como una katana de Hatori Hanzo para "la novia". Mola mucho.
Pero no sólo vivo a base de intrumentos musicales. También bebo cerveza. Recuerdo (parcialmente) la noche del miércoles. En mi gradación de borracheras, la de ese día se lleva un segundo puesto. Tras concierto de mi maestro en la fundación Juan March, me fui con los colegas de cañas. Entre cerveza y cerveza, como siempre en esos momentos, recurrimos a temas filosóficos. Es curioso ver que los temas de conversación más interesnte suelen salir precisamente en los momentos en que no se puede pensar con demasiada lucidez. Queramos o no, todos somos posmodernos. Bien. Estuvimos hablando del problema de la autorreferencia en la interpretación musical. Un ejemplo de autorreferencia sería la famosa paradoja de Epiménides, poeta clásico natural de Creta. Tal paradoja aparece cuando a este personaje se le ocurrió decir "Todos los cretenses son unos mentirosos". Esta oración en este contexto, nos lleva a lo que en lógica se llama "Bucle Extraño". Prueba a salir del bucle. bastante complicado. La gracia de la conversación venía a cuento de trasladar esta idea a la interpretación musical. Ciertas grabaciones producen tal estado de patetismo, de depresión, que en mi cabeza no cabía la idea de que una persona con esos sentimientos pudiese dar un concierto. Cuando oigo la grabación de Rubinstein de la sonata D.960 de Schubert, el estado anímico que me sugiere es tal que no entiendo cómo el pianista no se levantó de la silla del estudio de grabación y se fue a un psicólogo. Sin embargo, el tío sigue tocando y aparentemente consigue disociarse de una manera que me resulta increíble. "Más sentido" es una de las frases favoritas de mi profesor. ¿Sentir o actuar?. ¿Sómos actores de los sonidos?. ¿Prostituímos nuestro arte?. No sé qué pensar.
4 Comments:
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En cierto modo, claro que se puede. El problema que planteo surge cuando el sentimiento es tan intenso que debería impedir su expresión. Es algo que en la práctica es poco frecuente, pero que a nivel teórico es interesante y plantea preguntas sobre el hecho de actuar.
Besos.
Manolo.
Sospecho que los ordenadores de la internetería me están vacilando.
Espero que no me hayan hecho mucho estropicio.
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