jueves, junio 30, 2005

Aunque paso mucho del matrimonio, me alegra en la misma medida el que a partir de hoy los homosexuales puedan celebrarlo. Por otra parte, no me gustaría estar en la piel de Rajoy, quien en los últimos días ha adoptado muy a su pesar un rictus de impotencia y descontrol. Ya no tiene ganas de bromear, e imagino que le quedan cuatro días en el PP. Esperemos que estas convulsiones sirvan de revulsivo para que nuestra derecha deje de ser tan paleta y reaccionaria. Parece mentira que los padres de la antigua Alianza Popular, como Fraga, sean más demócratas que gente como Acebes o Zaplana.