martes, julio 05, 2005

En su Requiem, Fauré consigue que no pensemos en él como compositor, sino en la música que compone. Esta obra no parece construida a partir de una serie de técnicas de composición, y en lugar del artificio aparece el estilo. Conseguir la naturalidad es uno de los mayores logros estéticos a los que puede aspirar un autor.

1 Comments:

At 2:53 a. m., Blogger Manolo said...

Me gusta mucho, más aún cuando Fauré no es santo de mi devoción. Parece que aquí acertó de pleno.

Besos.

 

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