martes, julio 12, 2005

Contesto en parte a los comentarios del post anterior.

Contextualicemos.

Tenía unos trece años. Llevaba estudiando música desde los seis. La verdad es que no me relacionaba demasiado con mis compañeros de colegio. Tenía pocos amigos y pasaba las horas muertas haciendo experimentos de química, circuitos electrónicos o leyendo manga. La soledad amplificaba cualquier problema que pudiese tener en mi vida cotidiana. Recuerdo un momento en el que yo estaba emocionalmente molido y me puse a oír música. Era una casette de sonatas de Beethoven que había oído bastantes veces. Estaba escuchando la sonata Op.111 de Beethoven, y de pronto, los sonidos cobraron sentido para mí. Experimenté una sensación de catarsis realmente única (¿un "Arrebato"?)y mi vida cambió para siempre desde aquel momento. Empecé a estudiar piano como un loco y a oír música de manera compulsiva. Todas las decisiones importantes que he adoptado en mi vida parten de aquel instante, de unos diez segundos de sonidos situados en el segundo movimiento de la última sonata de Beethoven. Un brutal efecto mariposa.


Continuaré...