Bueno, ¿y a qué ha venido lo que he puesto hace un par de posts? Pues a que para mí el arte tiene un componente de peligro. Diez segundos de música cambiaron mi vida: eso es poder. De un tiempo a esta parte, me interesa pensar sobre este poder. ¿Qué había en esos diez segundos? En la partitura venían unas series de séptimas, que por otra parte es un recurso que mal utilizado es bastante vulgar en una composición. ¿Qué me influyó?, ¿esa técnica facilona?, ¿la mano de Beethoven?, ¿que estuviese en un momento hipersensible?, ¿la "música"?... ¿Por qué me dedico a esto?
Si un plano de una película es capaz de sacralizar Nueva York, un brownei en una terraza, o el humo de un cigarrillo; si la música en el cine nos vincula emocionalmente a las imágenes y nos impide pensar sobre ellas; si el arte sirve para vendernos la moto... deberíamos plantearnos estos problemas para poder sobrevivir a nuestra sociedad. El mundo cada vez es más horrible, pero tenemos los ojos tapados.
1 Comments:
Claro que la sensibilidad importante y el arte es increíble. Lo malo es que a menudo se utilizan como una vulnerabilidad de seguridad para entrar en nuestro pensamiento. Creo que hay que ser consciente de eso y estar alerta.
Otro beso.
Manolo.
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