viernes, septiembre 28, 2007



Primera nómina. Me enteré por la mañana, cuando todavía somnoliento (y todavía), se me ocurrió mirar en el cajero que hay junto a la parada del autobús. En 27 de septiembre ha caído.

Segundo que me gustan tus regañinas. Ya te lo he dicho. Saqué cada llave con absoluta felicidad. Cada vez que las vea, sonreiré y pensaré en usarlas para abrir todas las metáforas.

martes, septiembre 25, 2007


Ver mapa más grande

Felicidades de todo corazón. Te quiero.

martes, septiembre 18, 2007



A las nueve de la mañana me despertó una gran tormenta. Miré hacia la ventana y me deslumbró su tremenda luminosidad amarilla. La lluvia sonaba como un tren de mercancías.

Primer día de trabajo.

El cielo se reflejaba en el suelo mientras ambos medían su distancia.
El fresco olor a ozono emanaba de los abrigos de la gente.

lunes, septiembre 17, 2007


En unas horas empiezo a trabajar. Queden estas lineas como último testimonio escrito de mi paradez. En poco tiempo descubriré si la prueba que hice mereció la pena o si soy la versión 2.0 del cuento de la lechera.

viernes, septiembre 14, 2007


Estando tristón a estas horas me he puesto a hacer esta tontería con el paint. Sé que es una mierda: su única finalidad ha sido distraer mis dedos un rato. En las horas apáticas no hay mucho mejor que hacer. Mañana me levantaré y trataré de sortearlas.

martes, septiembre 11, 2007


Compartir tu cama, tu excesiva temperatura corporal, tus paseos nocturnos y tus madrugones, me producen ahora ganas de volver entre las sábanas. Mi somnolencia me recuerda a cada momento las horas que hemos pasado juntos. Los párpados me besan desde tu recuerdo. Ahora volveré al mundo donde los danones se envasan en ristras. Una horizontalidad de presencias.

martes, septiembre 04, 2007


Coño, qué tarde es. Acabo de ver la hora en el portátil y me ha dado por pensar en los Lunnis y su canción. Ha sido una bonita noche. Irlandés y Herminios. Con Pedro. Que sea mi mejor amigo se justifica en noches como esta. Hemos hablado de la wikipedia, de Antonio José, de la propaganda viral, de Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Momentos surrealistas de vez en cuando, y la calma de una buena conversación. Me alegro de que estés aquí, chavalote. Y muchos besos para ti, posiblemente mi única lectora. Procedo a acostarme.