viernes, julio 22, 2005

Verano

A partir de mañana, curso en Cartagena. No conozco ese sitio, pero sé que me gusta más el Cantábrico que el Mediterraneo, que me gustan más los acantilados que los apartamentos junto al mar, que me gustan más las nubes que el Sol...

Por otra parte, hace ocho años que dije a mis padres que o me ponían un piano en el pueblo o no regresaba allí. Era una lucha entre mi padre y yo, a ver quién era más cabezón. Hoy, por primera vez, mi padre ha cedido. El problema es que ya no tengo ganas de volver. Mi infancia no me espera, y mis amigos han crecido. Ya no tengo excusa, pero me siento triste de poder volver el año que viene al sito en el que fui más feliz cuando era niño.

martes, julio 19, 2005

Hoy en particular no tengo muchas ganas de escribir, pero sí de poner cuatro interesantes artículos que he leído hoy:

Ante la tortura de los demás y La fotografía: breve suma, ambos de Susan Sontag; Vida de un genio, de Woody Allen;y El pliegue, de Fernando Colina.

domingo, julio 17, 2005

Primer encuentro con Bergman: antes de irme a la cama, Fresas salvajes.

sábado, julio 16, 2005

Bueno, ¿y a qué ha venido lo que he puesto hace un par de posts? Pues a que para mí el arte tiene un componente de peligro. Diez segundos de música cambiaron mi vida: eso es poder. De un tiempo a esta parte, me interesa pensar sobre este poder. ¿Qué había en esos diez segundos? En la partitura venían unas series de séptimas, que por otra parte es un recurso que mal utilizado es bastante vulgar en una composición. ¿Qué me influyó?, ¿esa técnica facilona?, ¿la mano de Beethoven?, ¿que estuviese en un momento hipersensible?, ¿la "música"?... ¿Por qué me dedico a esto?

Si un plano de una película es capaz de sacralizar Nueva York, un brownei en una terraza, o el humo de un cigarrillo; si la música en el cine nos vincula emocionalmente a las imágenes y nos impide pensar sobre ellas; si el arte sirve para vendernos la moto... deberíamos plantearnos estos problemas para poder sobrevivir a nuestra sociedad. El mundo cada vez es más horrible, pero tenemos los ojos tapados.

viernes, julio 15, 2005

Es un hecho que la mayoría del cine, la televisión y la publicidad, ha renunciado totalmente a reflejar nuestra realidad cotidiana. Las imágenes nos alejan de lo que esencialmente somos con el objeto de hacernos partícipes de la ideología del poder político y económico dominantes. En este contexto plastificado, sorprende el anuncio de captación de socios del Atlético de Madrid. Al contrario de lo habitual, el protagonista está tratado con respeto y no nos reímos de él. Aparecen los locutorios, las colas para regularizar papeles, los malos empleos, el racismo, la sordidez de ciertos barrios... El anuncio muestra la tristeza y la cotidianeidad sin ningún tipo de falacia o sentimentalismo. Cuenta con una profundidad que trasciende la promoción del club y a la vez a muchas películas supuestamente sociales que vemos en los cines.

martes, julio 12, 2005

Contesto en parte a los comentarios del post anterior.

Contextualicemos.

Tenía unos trece años. Llevaba estudiando música desde los seis. La verdad es que no me relacionaba demasiado con mis compañeros de colegio. Tenía pocos amigos y pasaba las horas muertas haciendo experimentos de química, circuitos electrónicos o leyendo manga. La soledad amplificaba cualquier problema que pudiese tener en mi vida cotidiana. Recuerdo un momento en el que yo estaba emocionalmente molido y me puse a oír música. Era una casette de sonatas de Beethoven que había oído bastantes veces. Estaba escuchando la sonata Op.111 de Beethoven, y de pronto, los sonidos cobraron sentido para mí. Experimenté una sensación de catarsis realmente única (¿un "Arrebato"?)y mi vida cambió para siempre desde aquel momento. Empecé a estudiar piano como un loco y a oír música de manera compulsiva. Todas las decisiones importantes que he adoptado en mi vida parten de aquel instante, de unos diez segundos de sonidos situados en el segundo movimiento de la última sonata de Beethoven. Un brutal efecto mariposa.


Continuaré...

viernes, julio 08, 2005

En el fondo, mi relación con el arte ha sido bastante egoísta. Decidí dedicarme a la música por su poder catártico. Voy al cine y leo libros cuando estoy mal y busco respuestas. También está el mal de la literatura, cuando te imaginas como el personaje de una novela o película. Ves tu vida en planos, y en los momentos de crisis piensas en dónde colocarías la cámara. La necesidad de ser un autor posiblemente nace de la necesidad de crear una vida propia acotada por la tranquilidad que dan unos márgenes de papel. El arte se hace tan necesario en nuestras más o menos tristes vidas, que a veces pienso que un rasgo de una sociedad perfecta sería que no tuvise que recurrir a sus servicios.

jueves, julio 07, 2005

Estoy a punto de acostarme, un poco antes de lo que tengo por costumbre. Anoche dormí fatal y durante todo el día mi estómago me ha estado dando guerra. Tanto ayer como hoy han sido días de encuentros y conversaciones que han tenido la intensidad en común. En este estado de agotamiento físico y mental he oído, Pan, tu canción. Y coño, que me ha gustado. Una canción sencilla que llega con naturalidad, sin intentar impresionar. Me la pongo otra vez antes de que cambie de opinión y de acostarme. Por cierto; si algo me sugiere es "Madrid", pero el bueno.

martes, julio 05, 2005

En su Requiem, Fauré consigue que no pensemos en él como compositor, sino en la música que compone. Esta obra no parece construida a partir de una serie de técnicas de composición, y en lugar del artificio aparece el estilo. Conseguir la naturalidad es uno de los mayores logros estéticos a los que puede aspirar un autor.

viernes, julio 01, 2005

Olvido de memoria

Sólo los recuerdos olvidados duelen más que el puro olvido. No es tan grave perder un nombre, un rostro y unos besos definitivamente. Lo insoportable es haberlos recordado y que la memoria no alcance para que se salven y nos traigan una línea de gozo o de suplicio. Todo olvido es sagrado.


Raúl Rivero